Mi estación “Colombianas – una biografía colectiva”

Mi estación “Colombianas – una biografía colectiva”

Nov 1, 2018 | Por: Johanna Marcela Ascencio Medina

Aquí estoy, en una estación esencial de un proceso que en mis recuerdos empezó cuando tenía como 13 años, mientras leía a Oriana Fallaci para la clase de lectura libre de mi colegio de monjas, y me enojaba tomar consciencia del puesto que ocupaban la figuras femeninas en la religión católica. Al mismo tiempo, en mi casa se me reclamaba de tanto en tanto el querer tener novio cuando todavía no sabía “ni” planchar una camisa o cocinar.

“¿Y yo por qué estaría obligada a plancharle la camisa a mi pareja?”, pensaba, “¿Estará alguien en su casa exigiéndole también a él que aprenda a servirme la comida?” Mis hermanos, al menos, nunca tuvieron que escuchar algo así y, ni a ellos ni a mi papá, a pesar de tener otras tareas, les tocó nunca el turno de lavar la loza.

Este proyecto es un llamado a que todas las personas nos preguntemos sobre la naturaleza y legitimidad de aquellas opresiones y batallas que se camuflan (o no) en la vida cotidiana. Una invitación para quienes, más allá de sentirse por dentro o por fuera de los “ismos”, lejos o cerca de la academia y la política, son capaces de preguntarse por lo que les parece justo y razonable.

Porque desigualdades (como las que se basan en el género de una persona), las hay grandes y pequeñas. Resistencias a esas desigualdades también. Y, tanto en opresiones como en resistencias, creo que las pequeñas son semillas de las grandes.

Por privilegiadas que seamos, todas libramos esas batallas en mayor o menor medida. Hay unas desigualdades que se sientan con nosotros a la mesa y unas que salen en las noticias; también hay quienes las enfrentan desde la plaza pública, al frente de un computador, en la cocina o en la huerta.

Tengo en mi vida mujeres que serían capaces de liderar el proyecto más increíble en el medio del desierto, pero que se sienten perdidas, temerosas y vulnerables cuando entran una relación de pareja. Conozco mujeres listas a darlo todo por tener una familia, pero que temen a la aventura del desierto.

En este momento histórico de despertar colectivo, todas seguimos buscando nuestro propio equilibrio, nuestro lugar auténtico, más allá de lo que esperan quienes viven en el confort de nuestra sumisión, o quienes demandan que sigamos sus propios modelos de liberación femenina.

Para mi equilibrio, esta búsqueda de una armonía entre lo que he aprendido a leer como masculino y femenino, ha sido fundamental (y sigo buscando).

Al día de hoy he aprendido que no “todos los hombres son iguales”, que el patriarcado les impone sus propios temores y cadenas, y que muchos valientes sí dan la batalla para ser dueños de cómo se construyen día a día. Tengo el honor de vivir con uno de ellos y de contar en mi vida con otros tantos.

Agradezco profundamente a cada entrevistada que me permitió verme o descubrirme a través de ella; por su valentía y confianza al momento de abrir su corazón, por su generosidad al hacerlo en representación quienes permanecen en un silencio anónimo, por cada historia que me transformó y que transformó al equipo de trabajo y que probablemente transformará a otras personas. Gracias a quienes se sumen para construir esta biografía colectiva, que le robará al olvido las tantas formas en las que se ha sido y se puede ser mujer en el contexto particular de nuestro país.

“Ahora es diferente, porque ustedes estudian”, fue una de las frases más conmovedoras que me dijo Elenita (Garcés), la inspiradora y promotora de este proyecto, durante su entrevista. A través de ella, y de esta bella tarea que me confió, comprendo, reconozco y agradezco a las que vinieron antes.

A mi abuela, por tirarle las ollas calientes al abuelo cuando le iba a pegar y por transmitirnos cada día la fuerza de su carácter de campesina. A mi mamá, por multiplicarse estudiando, trabajando y siendo madre, a fin de construir una independencia que hoy por hoy es un principio de mi propia vida.

Aunque las dos sientan nostalgia por los hijos que no he tenido a mis 37 años, quiero dedicarles este proyecto que para mí ha sido un poderoso, maravilloso y largo parto.

 

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