Amor perenne
Danna Dávila
Estoy sentada en el portón con tres amigas y pasan dos tipos en moto. Nos quedamos mirándolos. Alguien comenta -¡son unos sicarios de San Judas! Esa misma noche estaba en un puesto de arepas y llegan ellos; yo me sentí incómoda. Uno de ellos se queda mirándome fijamente. Me fui a casa y pasados cinco […]